Hasta hace poco tiempo, el preservativo masculino ha sido el único método disponible para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y, en especial, para la infección por VIH.1
En 1993, la Food and Drug Administration Norteamericana (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la comercialización del preservativo femenino. Desde entonces, se dispone de un método de barrera con una doble posibilidad preventiva y anticonceptiva para ser usado por la mujer.
No es necesario usar espermicidas y tiene abundante lubricación para facilitar su inserción.
A diferencia de los preservativos masculinos, el femenino puede ser usado con cualquier tipo de lubricantes sin que se ponga en peligro su resistencia.1
Proporciona una barrera física entre los genitales y las secreciones que se producen durante las relaciones sexuales.
Consiste en un doble aro y una vaina interna. El anillo interno es más grueso, tiene el extremo cerrado y se coloca dentro de la vagina. El anillo externo es más fino y permanece por fuera, cubriendo la abertura de la vagina. Ambos están unidos por un forro de poliuretano delgado y transparente que resulta ser más resistente que el látex convencional con el que se fabrican los preservativos masculinos.2
No es necesario usar espermicidas y tiene abundante lubricación para facilitar su inserción. A diferencia de los preservativos masculinos, el femenino puede ser usado con cualquier tipo de lubricantes sin que se ponga en peligro su resistencia.1
Al estar fabricado en poliuretano o nitrilo, las tasas de alergia son excepcionales.2
El anillo externo puede ser un estímulo añadido al rozar el clítoris, mejorando la satisfacción sexual.2
La inserción no está condicionada a la erección del pene, pudiendo ser colocado hasta con ocho horas de antelación a su uso y su retirada tampoco es dependiente de la pérdida de erección.1
Hay que tener en cuenta que no se recomienda para la práctica del sexo anal. Tampoco se debe usar con condón masculino porque la fricción de ambos puede provocar su rotura.2
El preservativo femenino es un método anticonceptivo eficaz, que además protege frente a infecciones de transmisión sexual.2
Los trabajos que evalúan su seguridad la cifran en torno a un 98% vinculada a un uso correcto (Farr, Gebelnick, Sturgen y Dorglinger, 1994).1
Lameiras-Fernández, M., Núñez-Mangana, A. M., Rodríguez-Castro, Y., Bretón-López, J. M., & Agudelo, D. Conocimiento y viabilidad de uso del preservativo femenino en jóvenes universitarios españoles. IJCHP. 2007. 7(1); 207-216.
Hoke, T., M Stone, K., J Steiner, M., Warner, L. Internal (formerly female) condoms. UP To Date. Mayo 2022. Disponible en: Internal (formerly female) condoms - UpToDate [Último acceso: julio 2022]
Autora: Dra. Ester Martínez Lamela. Ginecología y Obstetricia. Hospital Universitario Infanta Leonor, Madrid.
PP-LOE-ESP-0078 07/22