La enfermedad meningocócica es una enfermedad poco común, pero grave, que puede provocar la muerte en 24 horas y, para los supervivientes, puede provocar importantes discapacidades a largo plazo que alteran la vida.1,2,3,4
La enfermedad meningocócica puede progresar rápidamente y los primeros síntomas son difíciles de distinguir de otras infecciones más comunes, como la gripe.5 Esta enfermedad puede provocar meningitis (inflamación de las membranas protectoras que cubren el cerebro y la médula espinal) e infecciones sanguíneas graves.6,7
Hay cinco serogrupos de bacterias que mayoritariamente causan la enfermedad meningocócica invasiva: A, B, C, W e Y.8 Si bien la enfermedad meningocócica puede ocurrir a cualquier edad, su incidencia es más alta en bebés, adolescentes, adultos jóvenes y mayores.9,10,11
Las vacunas son una de las herramientas más eficaces para ayudar a prevenir enfermedades, discapacidades y muertes, incluida la enfermedad meningocócica invasiva. Pfizer continúa trabajando en formas de ayudar a proteger contra esta enfermedad poco común pero potencialmente devastadora.
En esta página, encontrará información sobre la afección, su diagnóstico y tratamiento, nuestra cartera de proyectos y recursos útiles de Pfizer.
La enfermedad meningocócica es una enfermedad poco común, pero grave, que puede provocar la muerte en 24 horas y, para los supervivientes, puede provocar importantes discapacidades a largo plazo que alteran la vida.1,2,3,4 La enfermedad meningocócica puede progresar rápidamente y los primeros síntomas son difíciles de distinguir de otras infecciones más comunes, como la gripe.5 Esta enfermedad puede provocar meningitis (inflamación de las membranas protectoras que cubren el cerebro y la columna vertebral) e infecciones sanguíneas graves.6,7
La enfermedad meningocócica puede referirse a cualquier enfermedad causada por un tipo de bacteria llamada Neisseria meningitidis.8 Hay cinco serogrupos de la bacteria que mayoritariamente pueden causar enfermedad meningocócica invasiva: A, B, C, W e Y.
Las bacterias que causan la enfermedad meningocócica pueden transmitirse de una persona a otra a través del intercambio de secreciones respiratorias y de la garganta, lo que puede ocurrir al besar o toser, pero las bacterias no se transmiten por contacto casual.5,7,10
Si bien la enfermedad meningocócica puede ocurrir a cualquier edad, su incidencia es más alta en bebés, adolescentes, adultos jóvenes y mayores.9 Los adolescentes y adultos jóvenes son los principales portadores de la bacteria meningocócica, lo que significa que pueden albergar el patógeno en la parte posterior de la garganta, incluso sin producirles la enfermedad.5,10
La enfermedad meningocócica puede progresar rápidamente y los primeros síntomas son difíciles de distinguir de otras infecciones más comunes, con síntomas similares a los de la gripe como dolor de cabeza, náuseas y vómitos.5 Los síntomas posteriores pueden incluir somnolencia, dificultad para respirar, rigidez del cuello, sensibilidad a la luz, erupción, confusión o delirio y puede conducir a la muerte en 24 horas.4
El diagnóstico temprano es muy importante. Se toman muestras de sangre o líquido cefalorraquídeo y se envían a un laboratorio para su análisis si se sospecha que un paciente tiene enfermedad meningocócica.
A pesar de la disponibilidad de tratamiento con antibióticos, entre el 5% y el 10% de los pacientes con enfermedad meningocócica mueren y los que sobreviven padecen discapacidades a largo plazo, como daño cerebral, hipoacusia o amputaciones de miembros.12
La mejor prevención frente a la enfermedad meningocócica es asegurarse de que los lactantes, niños y adolescentes estén al día con las vacunas recomendadas. Hay diferentes vacunas disponibles en España para ayudar a proteger frente a los cinco serogrupos más comunes de enfermedad meningocócica: vacunas que ayudan a proteger frente al serogrupo C, vacunas que ayudan a proteger frente a los serogrupos A, C, W e Y, y vacunas que ayudan a proteger frente al serogrupo B13-20.
PP-NIM-ESP-0371/SEP23