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Tendencias en fotografía para redes sociales

El vídeo no ha jubilado a la fotografía en las redes sociales, pese a la generalización de teléfonos que además de hacer fotos pueden grabar vídeo. Ambos formatos coexisten en armonía. Es más, la fotografía digital vive una segunda juventud, impulsada por Instagram, como demuestra la creciente demanda de teléfonos con cámaras y lentes cada vez más sofisticadas.

La fotografía se ha convertido en un elemento central del contenido en redes sociales: el listón está más alto y ya no vale cualquier fotografía. Para no perderse, hemos preparado esta breve guía.

Naturalidad

Una de las principales tendencias de la fotografía digital en redes sociales es recuperar la naturalidad perdida. Para ello, conviene evitar los filtros invasivos, aquellos que más alteran los colores originales.
Han pasado de moda aquellos filtros que envejecían la fotografía, como si fuese de un álbum de casa de la abuela y que tan populares fuesen en los primeros años de Instagram. Es más, en la medida de lo posible lo ideal sería evitar los filtros y limitarse a retocar la fotografía de cara a simples mejoras a nivel de luz, temperatura o encuadre. Para ello, además del editor del propio teléfono o la red social, existen aplicaciones gratuitas muy populares y completas como Snapseed o Pixlr.
Otras dos tendencias, además de la naturalidad, son el blanco y negro (nunca pasa de moda) y retratos usando el llamado ‘efecto bokeh’, que consiste en desenfocar/difuminar el fondo, para destacar el objeto protagonista, imitando el efecto de las cámaras analógicas.

Capta el momento y no la foto

Las imágenes que consiguen mayor interacción en redes sociales son aquellas que cuentan una historia, es decir, en las que se ve algún tipo de movimiento o acción, a ser posible que transmitan espontaneidad. En ese sentido, un error habitual en las cuentas de redes sociales es convertir el timeline en una sucesión de posados de los ponentes en los eventos.
Para evitarlo, las fotogalerías son una buena alternativa, combinando esa ‘foto de familia’ del evento con planos generales de la sala, fotografías en las que se vea ambiente así como que capten momentos de las intervenciones, con algo de movimiento.

Encuadre

A la hora de ubicar los objetos en la escena, lo clásico es situarlos en el centro, de hecho, es lo ortodoxo para fotografías oficiales o retratos en primer plano. Sin embargo, para imágenes con más contexto o paisaje se recomienda seguir la ‘regla de los tercios’. Consiste en dividir la imagen en nueve partes, utilizando dos líneas imaginarias paralelas horizontales y dos verticales, a modo de referencia, y situar los objetos de la imagen sobre los puntos de intersección. Las cámaras de todos los teléfonos, así como las semiprofesionales, incluyen la opción de mostrar en el visor esas líneas de referencia. Se ve más claro en el ejemplo.

Versatilidad

Dado que la proporción de las imágenes varía en cada red social, un atributo clave es su versatilidad. Es decir, que puedan adaptarse a todos los formatos y cortes. Para ello, un truco muy sencillo es hacerla en alta calidad y con mucho ‘aire’, que haya suficiente espacio alrededor del objeto protagonista.
Para recortarla más tarde siempre hay tiempo, pero para añadir fondo no. Una foto con mucho contexto y en alta calidad puedes recortarla y se adaptará a todos los formatos: vertical (Stories), cuadrada (Instagram) u horizontal (Facebook, Twitter y Linkedin).

Pacientes y no modelos

Los bancos de imágenes han sido y son un recurso socorrido para el contenido programado en redes sociales pero, cuando se trata de salud, resultan poco verosímiles. Los actores guapos, sonrientes e impolutos no son representativos de la realidad de las personas con una enfermedad. Y la tendencia en redes sociales es precisamente la contraria, a no esconder la enfermedad, a mostrar el día a día de los pacientes para visibilizarlos.
El realismo como camino hacia la empatía. En España existen buenos ejemplos de pacientes ostomizados o de psoriasis que muestran con naturalidad la patología para combatir el estigma social. Y en cáncer, 'La Huella Familiar', de la fotógrafa Nancy Borowick, o el ‘Proyecto Karkinos Triple Negativo’, de Lucas Garra, son también magníficos ejemplos.