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El auge de las apps de videoconferencia

18/05/2020

El confinamiento por el coronavirus nos ha obligado a todos a adaptar la forma en la que nos relacionamos, también profesionalmente, trasladando nuestra actividad a formato digital en la medida de lo posible. El sector salud no ha parado, tampoco las asociaciones de pacientes, cuyo trabajo es fundamental en una situación así.

Para ello se están apoyado en herramientas online, como apps de videoconferencias, cuyo uso ha experimentado un espectacular auge desde el comienzo de la pandemia. Reuniones de trabajo, presentaciones, charlas en directo, entrevistas, webinars, mesas redondas… las posibilidades son enormes y no solo para un contexto de confinamiento.

Plataformas para uso profesional

Varias plataformas para videoconferencias con amplias versiones gratuitas y más opciones para un uso profesional están despuntando durante la pandemia. Destaca Zoom, que ha pasado de 10 millones de sesiones diarias de usuarios en diciembre de 2019 a 300 millones en abril de 2020.

También ha crecido exponencialmente el uso de Jitsi, con características muy similares a Zoom, la plataforma que utiliza por ejemplo La Moncloa para gestionar las preguntas en las ruedas de prensa telemáticas. Microsoft Teams, Skype y Google Hangouts, aunque más discretamente, también han visto aumentar su tráfico desde el inicio de la pandemia.

Repasamos a continuación características comunes a la mayoría de estas plataformas.

  • Número de asistentes:
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    Mientras Whatsapp solo permite un máximo de ocho usuarios conectados a la vez, en Zoom esa cifra asciende a 100 participantes en la versión gratuita y en Jitsi el número es ilimitado. Esto abre la puerta a organizar, no solo pequeñas reuniones de trabajo, sino eventos con público online, como mesas redondas virtuales con pacientes y coloquios.
  • Programación:
    La opción de generar con antelación un enlace o ID de acceso a la videoconferencia facilita compartirla con antelación con los asistentes, si es una reunión, o darle difusión en el caso de eventos online abiertos. Ese enlace puedes, por ejemplo, enviarlo por email a modo de convocatoria a los socios o compartirlo con tus seguidores en redes sociales si buscas una audiencia más amplia.
  • Compartir pantalla:
    Una imagen sigue valiendo más que mil palabras, y a la hora de una exposición compleja es una gran ventaja poder apoyarse en infografías, en una presentación o mostrando una web. Para ello, estas apps de videoconferencia ofrecen la posibilidad de compartir pantalla, es decir, que el resto de los usuarios vean en sus pantallas lo mismo que tú ves en la tuya.
  • Versión desktop:
    Mientras Whatsapp solo permite videoconferencias desde el móvil, las apps profesionales pueden usarse también desde el ordenador, que al fin y al cabo es la herramienta más común de trabajo, con teclado físico, ratón y una pantalla más grande que los teléfonos, lo que permite opciones más amplias.
  • Mute:
    Las videoconferencias con muchos participantes pueden generar mucho ruido ambiental. Para evitarlo, estas apps permiten al usuario que las convoca poner a los asistentes en silencio, dándoles la posibilidad de pedir el turno de palabra y participar. Una opción muy útil para, por ejemplo, organizar una ronda de preguntas al final de una exposición o charla.
  • Chat:
    Otra opción muy útil para fomentar la participación ordenada es la ventana de conversación de texto que se abre en el margen, donde los participantes pueden por ejemplo ir dejando al ponente sus preguntas y comentarios durante la presentación sin necesidad de tomar la palabra. A su vez, el ponente puede compartir enlaces a webs o vídeos donde ampliar después la información.
  • Grabar pantalla:
    Estas apps ofrecen la posibilidad de grabar la videoconferencia para que puedan verla después aquellos que no pudieron participar o seguirla en directo. El diferido carece del aliciente de la interacción, pero abre la puerta a una mayor audiencia, sin la limitación de calendario.