Basado en un material de la Dra. Joima Panisello.
Especialista en medicina interna. Presidenta Fundación para el Fomento de la Salud. Barcelona.
Tanto la prevención como el tratamiento actual de los trastornos psiquiátricos en general y de los trastornos afectivos en particular, requieren que prestemos una mayor atención al tratamiento nutricional, al haber demostrado éste su efectividad.
Las sociedades occidentalizadas han desarrollado una alarmante cultura que comporta un consumo mucho mayor de alimentos ultraprocesados, que no sólo tiene consecuencias nefastas para la salud sino que también han eliminado la posibilidad de que las personas puedan disfrutar de todo el proceso de ver crecer los alimentos, cocinarlos y disfrutar de la buena comida sana conjuntamente con la familia y los amigos. A estos cambios profundos en los hábitos alimenticios, se han añadido el uso del tabaco, una actividad física insuficiente, la ingesta de alcohol y el uso recreativo de otras drogas, resultando el sumatorio de todos estos malos hábitos en una epidemia de mala salud.
En el momento actual nos encontramos, desde el punto de vista alimentario, con que tanto las poblaciones pertenecientes a las economías desarrolladas como las pertenecientes a las economías emergentes, consumen dietas pobres en nutrientes, con alimentos altamente procesados y de alta densidad energética. Por ello es relativamente fácil encontrar personas en donde coexiste la sobrealimentación con la desnutrición, aunque esto, pueda parecernos inicialmente una paradoja. A pesar de que la ingesta calórica ha aumentado, son muchas las personas que no cumplen con la ingesta recomendada de varios micronutrientes esenciales para el cerebro, incluidas las vitaminas del grupo B, el zinc, el magnesio, los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y el hierro. Si bien en algunas poblaciones parecen haber mejorado al disminuir las ingestas dietéticas de azúcar y grasas, las ingestas documentadas de verduras y de granos integrales, que son ricas en nutrientes y en fibra, son mucho más bajas que las recomendadas.
Es más probable que una dieta tradicional de alimentos no procesados tales como verduras, frutas, nueces, legumbres, granos enteros, pescados mariscos y carne magra, proporcione los nutrientes necesarios para prevenir y hacer frente a los trastornos mentales.
Creemos importante en nuestro contexto incluir:
1. Recomendaciones sencillas que se recogen en la siguiente tabla.
2. Dieta mediterránea.
3. Puedes hacer también el reto de seis semanas que tienes abajo. Consiste en ir cambiando cada día un alimento procesado por uno fresco y tratar de conseguir 20 puntos.
PP-PRQ-ESP-0337 SEP/21